«Es actriz, pero no al uso. Para interpretar se vale con frecuencia del lenguaje corporal y de música creada por ella misma. Aquí se llama Elena Casanueva. Y también es rapera, pero tampoco al uso. Cuando rima es directa y clara, pero sin emplear un lenguaje malsonante y mezclando bases electrónicas con el sonido, por ejemplo, de un saxofón. Aquí responde por Eskarnia. La línea que separa a Eskarnia de Elena es muy fina, porque ella rapea actuando y actúa rapeando [...]
En las letras de Eskarnia hay denuncia social, crítica, indignación por la realidad y cantos al desamor, pero ella intenta huir de los tópicos del género. En la forma y en el fondo. Envuelve sus temas de bases electrónicas hechas por su hermano Liibe -«Es el pequeño pero ya me ha superado con creces», dice- y acompañadas del sonido de un saxofón que toca Daniel Hidalgo. «Así le daba más ternura y musicalidad», explica Eskarnia. Porque uno de sus propósitos es «quitarle la dureza y toda la seriedad que tiene el rap». Para empezar no busca provocar al público con insultos o palabras fuertes, dice lo que quiere pero con un lenguaje correcto. Y, además, le pone humor al hip hop. «Porque es que a mí me hace mucha gracia ser rapera. Te lo tienes que creer mucho porque algunos pensarán de ti que eres una colgada. Así que acabo riéndome de mí misma», señala. Su mismo nombre viene de burla, de escarnio. [...]». (Regina Sotorrío. "http://www.diariosur.es/". 7 de agosto de 2015.).