«David es un gran músico que lucha y se empeña –como objetivo prioritario– por la calidad y por la autenticidad de sus composiciones y de su buen cantar.
Siempre que le he visto y le he escuchado cantando ha sido en camino –¡creciendo!–...; reflexionando sobre su realidad –¡buscando! y ¡experimentando!–...; y, sobre todo, amando la música y la "canción de autor" y haciéndolas evolucionar, o sea, ¡dignificándolas!.
No caben en la obra de David, y en sus conciertos. concesiones fáciles a la mediocridad o al estancamiento ni de sus textos, ni de su música... ¡Lo suyo es crecer!... ¡Rodearse de complicidades que aman la música como él y crecer juntos!... Y todo ello disfrutando y con una total espontaneidad; sin aspavientos, ni falsas y forzadas escenografías...
En los conciertos de David Torricio la única escenografía posible es la que delata su pasión por la música, su naturalidad y esas complicidades amigas que le acompañan en sus grabaciones y en el escenario.». (Fernando G. Lucini)